La cercanía de las vacaciones y la situación económica hace que los amigos de lo ajeno estén ya preparando su particular «agosto» en las viviendas vacías. Con tan solo un par de horas sin personas en interior, los cacos tienen tiempo suficiente para forzar nuestra cerradura o puerta y hacerse con cuantos objetos de valor se puedan llevar.
Fuentes policiales nos han relatado cómo son las últimas técnicas empleadas para entrar en las viviendas, aprovechando la ausencia de sus propietarios. En estos últimos meses, los ladrones se las ingenian para acceder a los edificios aprovechando algún descuido o que los vecinos no se aseguran de cerrar correctamente las puertas de sus portales.
Una vez dentro suben hasta el último piso, y comienzan a bajar planta por planta, por las escaleras, hasta llegar a un piso en el que no haya vecinos y donde la cerradura pueda ceder ante sus «herramientas».
Introduciendo una especie de tornillo con dos ganchos por la cerradura consiguen sacar el bombín, y acceder a la vivienda. Ese mismo bombín lo colocan en la puerta para que «si alguien pasa en esos momentos por las escaleras no se percate de que la cerradura ha sido reventada».
Una vez dentro, basta con buscar los objetos de valor, si es posible de pequeño tamaño y «que puedan guardar en una mochila, para poder salir de nuevo del edificio por las escaleras, para no cruzarse con los vecinos, y sin llamar la atención».
Cuando el propietario llega a su vivienda se da cuenta de que le han robado cuando mete la llave en la cerradura y se queda con el bombín en la mano.
Si esta es la técnica, lo que procede es buscar ciertas medidas de seguridad para que los ladrones lo tengan más difícil.
Según Francisco Boluda, un veterano cerrajero, lo ideal es tener una puerta acorazada, pero lo más importante quizás sea que «no tengamos una sola cerradura, porque una vez que la fuerzan, por muy blindada que sea la puerta ya van a tener acceso a la vivienda».
Por eso, además de la cerradura de seguridad principal, Boluda nos recomienda la utilización de una cerradura tipo FAC. Es, según nos describe, la cerradura «de toda la vida, un pestillo con llave y una cadena de seguridad». Con este tipo de cerraduras lo que conseguimos sobre todo es que «en vez de forzar una tengan que hacerlo en dos, por lo que seguramente quien quiera entrar a la fuerza en nuestra casa preferirá invertir menos tiempo en una puerta que les ponga menos dificultades».
En cuanto a las puertas, desde Prosegur nos cuentan que una de las de más garantías «que recomendamos, sin entrar en marcas, son las de Grado V», por las que podemos preguntar tanto en empresas de seguridad como en establecimientos dedicados a la instalación de puertas. La norma que regula esta graduación es la UNE 1627 y las pruebas a las que son sometidas «analizan su capacidad para resistir intentos de entrada forzada utilizando la fuerza física con la ayuda de determinadas herramientas».
Con independencia de los elementos físicos que se eligen para proteger una vivienda, desde Prosegur nos aseguran que el principal motivo de vulnerabilidad es el «factor humano», ya que estos recursos presentan garantías cuando se utilizan de manera adecuada y como indican los fabricantes.
Así, nos explican que en el caso de las puertas es habitual que «el usuario no cierre con llave o echando todos los anclajes, lo que reduce o anula la efectividad de este elemento de seguridad».
También nos insisten en que hay que destacar que no se debe tener en cuenta cada dispositivo de forma aislada, sino «el conjunto del inmueble a proteger, con un análisis previo y valoración de riesgos».
Evidentemente, cuantas más dificultades les pongamos a los «amigos de lo ajeno» menos probabilidades tendremos de que se decidan por nuestra vivienda. Y en estos casos, una alarma suele ser también un buen método disuasorio.
Las nuevas tecnologías se alían con este tipo de dispositivos para ofrecernos sistemas como el llamado «Promobile». Una aplicación que permite a los usuarios gestionar su alarma desde un dispositivo móvil, así como obtener imágenes del hogar o negocio en cualquier momento.
La nueva herramienta, que permite su uso en varios idiomas, cuenta con un diseño intuitivo que facilita su manejo, y de esta manera, el cliente puede acceder al panel de control para comprobar el estado de su alarma, conectarla y desconectarla y solicitar imágenes de sus instalaciones.
Con este servicio, que comprueba las incidencias a través de vídeo, el cliente dispone de una conexión a la central receptora de alarmas de Prosegur durante las 24 horas para que, en el caso de que sea necesario se pueda coordinar la asistencia con la presencia de vigilantes, o en colaboración con la Policía. Desde esta empresa de seguridad nos cuentan que es posible disponer de un sistema de alarma desde unos 30 euros al mes.
Y desde el punto de vista de la prevención, en la Guía de la Seguridad de Prosegur, también nos ofrecen una serie de recomendaciones, que deberíamos de seguir e incluso difundir entre las comunidades de vecinos.
Por ejemplo, la de no abrir las puertas desde el telefonillo a desconocidos. Asegurarse bien de que, tras entrar en el edificio, al puerta del portal se queda perfectamente cerrada. Contestar al timbre, ya que en ocasiones no prestamos atención cuando llaman al telefonillo de la casa y los posibles «cacos» se pueden pensar que no hay nadie en su interior».
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Y también atención a los sistemas de puertas para los garajes que se abren automáticamente, ya que en algunas ocasiones son aprovechados por los ladrones en un momento de descuido. Se recomienda permanecer unos segundos hasta que la puerta se haya cerrado correctamente.
FUENTE NOTICIA: ABC
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