La Guardia Civil saca de su domicilio, ayer, en Arriate (Málaga) |
R. V., de 17 años, fue detenido ayer por la mañana en Arriate (Málaga) como supuesto autor del asesinato de María Esther J. V. La menor, de 13 años, desapareció el 19 de enero y su cadáver fue encontrado al día siguiente en una caseta de piscina con el cráneo destrozado y el rostro irreconocible. Según fuentes de la investigación, el agresor propinó a María Esther al menos tres fuertes golpes en la cabeza con una piedra del tamaño de un melón pequeño.
En el arma homicida, de unos cuatro kilos y textura rugosa, quedaron restos de la piel de R. V., que sirvieron, previo cotejo del ADN, para su identificación. El supuesto criminal dejó también restos de su material genético al menos en una gorra que vestía la víctima, y en la puerta de la caseta donde fue hallada.
Durante las dos primeras semanas de investigación, la Guardia Civil ha recabado muestras de ADN de una treintena de personas del entorno de la menor, a las que interrogó en dos despachos del Ayuntamiento. R. V. prestó declaración ante los agentes al menos en tres ocasiones. El móvil del asesinato sigue estando poco claro. Algunas fuentes apuntan a motivos sexuales -la caseta ha sido a menudo utilizada por los jóvenes del pueblo para sus encuentros amorosos-, aunque no se descartan otras hipótesis.
En la caseta, cerca de las vías del tren, los investigadores hallaron varios ordenadores portátiles que habían sido sustraídos hace un mes del centro Guadalinfo -equipamiento público para el fomento de Internet-. Los responsables del hurto acudieron a la Guardia Civil para confesar este delito menor y evitar así que por sus huellas pudieran ser relacionados con el crimen de María Esther.
Arriate, de 4.100 habitantes, se enfrentó ayer al escenario más temido: que el supuesto asesino de la niña fuera natural del municipio y que, además, fuera menor de edad. "La detención es una alegría y un alivio, pero también es un golpe muy duro para el pueblo. Ahora tenemos dos familias destrozadas", afirmaba el alcalde, Bernardino Gaona, de IU. La inminencia del arresto era un secreto a voces desde el pasado miércoles a primera hora, pero el juez que instruye el caso decidió posponerlo para no dejar ningún cabo suelto, especialmente al tratarse de alguien de menos de 18 años.
Ayer, sobre las 10.30, R. V. regresó acompañado de su padre al domicilio familiar, en el centro de Arriate. "Me saludaron y yo les pregunté por el frío en el campo. Es un chico muy amistoso y que siempre daba los buenos días", recordaba José Melgar, vecino de la familia. Apenas media hora después, sobre las 11.00, un cortejo de vehículos de la Guardia Civil -unos con distintivo y otros sin identificación- acudió a la casa.
Tras acordonar los accesos a la calle y expulsar de ella a periodistas y curiosos, un grupo de agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y del grupo de Homicidios de la Comandancia de Málaga entraron en la vivienda. En la casa de dos plantas viven el menor, sus hermanas, los padres y los abuelos. Se trata de una familia "buena y trabajadora, de Arriate de toda la vida", según el regidor.
El registro duró casi cuatro horas, en las cuales los vecinos se dedicaron a trazar la semblanza de R. V. "Siempre estaba en la parada de autobús [lugar de reunión de los jóvenes del pueblo] con sus colegas", afirmaba una joven. Estos amigos, mayores de edad, estuvieron la noche del miércoles mercadeando con imágenes de su amigo, que ofrecían a los programas de televisión. Ayer, sin embargo, no querían hablar: "Ayer era ayer y hoy es hoy", decían.
Otros lo recuerdan como un chico que cada vez que salía el crimen de María Esther en una conversación rehuía el tema. "Cuando salía el asunto se quedaba pálido", aseguraba una veinteañera. No obstante, el joven acudió a las concentraciones de repulsa del asesinato y de homenaje a la menor. La última de ellas fue el pasado 1 de febrero, fecha en la que la niña habría cumplido 14 años.
Sobre las 15.00, los agentes sacaron a R. V. a toda velocidad de la casa, y, acompañados por los padres del menor, acudieron a dos viviendas de los abuelos.
La salida del chico fue acompañada por gritos de "asesino" y "sinvergüenza" por parte de los vecinos congregados. También se escucharon críticas a la Ley del Menor: "El día que le ocurra esto a alguien importante ya verán cómo la cambian", comentaba Ramiro, un vecino. R. V. cumplirá 18 años el próximo diciembre.
El segundo registro apenas duró 20 minutos. Transcurrido ese tiempo la comitiva enfiló la carretera de Málaga, a 110 kilómetros. R. V. pasó la noche en los calabozos de la Comandancia de Málaga y está previsto que pase durante la jornada de hoy a disposición de la Fiscalía de Menores.
Fuente: El Pais
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