En las misteriosas tierras del Reino Unido encontramos uno de los mayores asesinos en serie. Harold Frederick "Fred" Shipman nació en Nottingham (Inglaterra) el 14 de enero de 1946.
En 1963, a los 43 años, su madre murió a causa de un cáncer de pulmón. Shipman nunca olvidó la escena: su madre fue consumiéndose, sufriendo dolores atroces, hasta quedar convertida en un cadáver viviente.
Atestiguó cómo los médicos, para aliviar el sufrimiento de la enferma, le ponían cotidianamente grandes dosis de morfina para paliar el dolor. Esta droga, fijada por aquella imagen, estaría siempre presente en la vida de Shipman.
Dos años después, en 1965, Shipman comenzó a estudiar medicina en la Universidad de Leeds. Al mismo tiempo se relacionó con Pimrose Oxtoby, la hija de un granjero. Ella quedó embarazada; Shipman y la chica se casaron mientras él aún cursaba su primer año de facultad. Testimonios de compañeros de clase le describirían, años después, como un estudiante de medicina fascinado por los fármacos y las drogas.
En 1975, Shipman fue arrestado por primera vez por falsificar documentos para conseguir meperidina para su propio uso. Por este hecho, Shipman fue enviado a un hospital de rehabilitación de drogas en North Yorkshire, y luego del tratamiento fue declarado rehabilitado. Tras un breve trabajo en Durham, ingresó en el Centro Médico de Hyde, Gran Manchester; luego fue al Hospital Donneybrook House.
Estuvo allí hasta 1977. En 1992 abrió su consultorio como médico de familia en HydeLocalizaba a sus víctimas preferentemente ancianas y solitarias, y con su barba cana y aires de indefenso intelectual se ganaba su confianza como doctor amable que se preocupaba por la salud de sus victimas.
En su propia clínica les administraba una dosis muy elevada y letal de morfina y asistía al cruel espectáculo de los cinco minutos que tardaba en producirse su desgarrador fallecimiento. Luego falsificaba los informes certificando la defunción por causas naturales. Se quedó con 386.000 libras de una de sus víctimas, aunque ése no era el móvil.
El Doctor Muerte asistía a más de tres mil pacientes y su posición económica era desahogada. Nunca llegó a confesar sus delitos, así que nunca podrá saberse qué le llevó a cometerlos. Su ex compañero y forense John Pollar afirma que, en su opinión, "simplemente disfrutaba contemplando el proceso de morir y gozaba con el sentimiento de control sobre la vida y la muerte". Se cree que mató a 15 personas entre el 1995 y el 1998, aunque esas son solo por las que se le juzgo en el año 2000. La magistrada del caso,investiga otros 200 asesinatos cometidos por el "Doctor Muerte" a lo largo de su vida profesional en Hyde y en Todmorden (West Yorkshire).
Se le podrían pues imputar un total de 171 mujeres y 44 hombres envenenados, sin descartar otros posibles 45 fallecimientos pendientes de ulterior examen. En el juicio la prensa pudo hacerse con algunas cartas personales de Shipman, y en ellas revelaba una acusada dependencia psicológica de su mujer, cierta tendencia hacia la autocompasión y se reia de los familiares de sus víctimas.
Fue encontrado colgado en su celda de la cárcel de Wakefield (Inglaterra). Las autoridades penitenciarias británicas abrirán una investigación y no han confirmado todavía que se haya tratado de un suicidio. Estuvo vigilado preventivamente durante su estancia en las cárcees de Manchester y Frankland. Pero no en la actual de Wakefield, adonde llegó en junio, pues en palabras de su portavoz, "no había mostrado, en absoluto, tendencias suicidas. Se portaba con toda normalidad... No había ningún indicio de que esto fuese a suceder y él no había dado motivos para preocuparse".
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