Manuel Delgado Villegas (Sevilla, 25 de enero de 1943-2 de febrero de 1998), conocido como el Arropiero, fue un asesino en serie español. Es considerado el peor asesino de la historia criminal española.
Su padre se dedicaba a vender arrope y él le ayudaba, de ahí recibió su alias: el Arropiero. Su madre fallece al darle a luz, así que él y su hermana son criados por su abuela. Asiste a la escuela, pero no sabe leer ni escribir.
En 1961 ingresó en la Legión española, donde aprendió un golpe mortal que le ayudó en su carrera criminal. Poco después desertó del ejército y viajó por España, Italia y Francia, dejando tras de sí un rastro de cadáveres. Fue detenido el 18 de enero de 1971 en el Puerto de Santa María.
Nada hacía presagiar que la búsqueda de Antonia Rodríguez Belinque "Toñi", una retrasada mental de 38 años de edad del Puerto de Santa María (Cádiz), que había desaparecido el 18 de Enero de 1971, desembocaría en la detención de uno de los asesinos más sangrientos y despiadados de la historia española del crimen.
Los investigadores comenzaron a buscar a un hombre simpático, de unos 28 años de edad, con el que Toñi había sido vista en algunas ocasiones. Se trataba de Manuel Delgado Villegas, "el Arropiero", al que después se le conocería como "El Estrangulador del Puerto". Este personaje nació en Sevilla en 1943 y debía el apodo a su padre, un popular feriante que vendía "arrope", unas golosinas confeccionadas con higos. Era más bien bajo pero de complexión muy fuerte, moreno y con un pequeño bigote a lo "Cantinflas". La gente que le conocía lo describía como un joven amable y conversador, con aspecto de buena persona.
Lo cierto es que fue detenido más que nada por cuestiones de rutina, para hacerle algunas preguntas de poca importancia. Pero durante su declaración cometió una serie de contradicciones que hicieron sospechar a los
policías. Finalmente, y tras un intenso interrogatorio, terminó confesando que estuvo con la mujer esa tarde y que la había matado, pero... ¡todo fue un accidente!. Les contó que a Toñi le gustaba la violencia cuando mantenían relaciones, por lo que usó los leotardos que ella usaba para simular un estrangulamiento mientras hacían el amor, ... y en esta ocasión se le fue la mano. Su declaración sirvió para localizar entre unos densos matorrales el cuerpo sin vida de Toñi, quien tenía la prenda liada en el cuello, sin presentar otros signos de violencia.
Pero sus declaraciones no habían hecho más que comenzar. Pronto sus interrogadores no darían crédito a lo que les quedaba por escuchar.
Durante la indagación policial se confesó autor de cuarenta y ocho asesinatos. La cifra era tan exagerada que la Policía redujo la lista de sus posibles crímenes a veintidós, de los cuales finalmente consiguieron probarle ocho. Mientras reconocía sus delitos no dejaba de hablar. Lo hacía sin cesar, casi con placer, sin escatimar en detalles ni escenas macabras. De vez en cuando, interrumpía su relato para preguntar: -"¿Ustedes serán buenos y me curarán esta enfermedad que me obliga a matar?".
El primero de los asesinatos comprobados lo cometió en Garraf (Barcelona), en 1964; se acercó a un hombre de mediana edad que dormía apoyado en un muro y le destrozó el cráneo con una piedra, luego le robó el dinero, la cartera y el reloj. El segundo sería dos años después; A su víctima, una joven estudiante francesa, la golpeó en la cabeza hasta matarla y después abusó sexualmente del cadáver. El tercer crimen admitido y probado fue en 1968, cuando arrojó al río Tajuña a un hombre que se negó a darle algo de comer. Un año después, en Barcelona, golpeó en el cuello y después estranguló a un amigo que se había negado a darle mil pesetas.
Meses más tarde cometería el que posiblemente sea su crimen más espeluznante. Durante días observó a una anciana que vivía cerca de su casa. Una tarde la abordó y le pidió mantener relaciones sexuales. Ella reaccionó indignada, y "el Arropiero" la calló para siempre abriéndole la cabeza con un ladrillo. Ocultó el cadáver en un túnel y abusó de él todas las noches hasta que unos niños lo encontraron cuatro días después.
"El estrangulador del Puerto" contó cómo robó y estranguló a un homosexual de sesenta y seis años; como a golpes mató a un joven mecánico; cómo degolló a una anciana de 60 años para robarle; cómo en París asesinó a una mujer por "chivata" y a toda una banda de atracadores por no aceptarle entre ellos.
Las razones eran de lo más variopintas, como acabar con la vida de una muchacha por que estaba demasiado gorda y "no podía abarcarla". En la Costa Azul mató a una mujer de una pedrada en la cabeza por... "hacerle dormir demasiado". En Roma acabó con la vida de su casera porque se "había encaprichado de él" y el aspecto de la mujer le repugnaba.
Este rosario de muertes recorría la geografía de España, Francia e Italia. Fue el primer asesino en ser llevado en avión para comprobar la veracidad y diversidad de los crímenes que confesaba. Ocasionalmente interrumpía su escalofriante historia para realizar esta pregunta: - "¿Ustedes serán buenos y me curarán esta enfermedad que me obliga a matar?".
Hasta que cometió el crimen de su novia oligofrénica no se detuvo al Arropiero. ¿Quién sabe cuánto se hubiera dilatado su trayectoria criminal de no ser detenido?. Pero, pese a ser considerado el asesino más peligroso de la historia criminal española, nunca fue legalmente juzgado ni condenado. Varios informes clínicos le calificaron de mentalmente desequilibrado, declarándole falto de responsabilidad penal. En junio de 1978 la Audiencia Nacional ordenó su internamiento de por vida en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Alta Seguridad de Carabanchel.
Manuel Delgado Villegas sufría esquizofrenia completada con un cuadro de delirio megalomaníaco, desorientación espacial y una fuerte tendencia al autismo. En las pruebas médicas a las que fue sometido se le detectó el cromosoma "XYY", es decir, un cromosoma "Y" de más. Diversas teorías lo establecen como signo de agresividad y es conocido como el "cromosoma asesino".
Según sus médicos, y el que fuera su abogado defensor: "si lo pusieran en libertad todo el mundo estaría en peligro".
En 1989 fue trasladado al Psiquiátrico de Fontcalent, en Alicante, donde permaneció hasta que, en diciembre de 1995, la Audiencia Nacional ordenaba su excarcelación de este Centro y su traslado al Psiquiátrico de Santa Coloma del Gramanet (Barcelona) cerca de donde residía su familia. Tras la reforma del Código Penal del 95 "el Arropiero" no podía continuar internado en un centro psiquiátrico penitenciario, ya que la reclusión de los enfermos mentales en ellos se limita al tiempo que dure su pena... y nunca fue condenado.
Manuel Delgado Villegas fallecía el 02 de Febrero de este año, a los 55 años de edad, en el "Hospital Can Ruti" de Badalona de una "afección pulmonar", enfermedad típica de los fumadores.
Cronologia de sus Asesinatos
Asesinatos
Tras su detención confesó tantos crímenes que la policía no le tomó en serio al principio: cuarenta y ocho asesinatos. Se le consiguieron probar ocho, aunque la policía consideró verosímil que fuese el autor de veintidós asesinatos, que en algunos casos incluyeron necrofilia.- 21 de enero de 1964: muerte de Adolfo Folch Muntaner en la playa de Llorach.
- 20 de junio de 1967: muerte de Margaret Helene Boudrie en una masía de Ibiza.
- 20 de julio de 1968: muerte de Venancio Hernández Carrasco en el río Tajuña.
- 5 de abril de 1969: muerte de Ramón Estrada Saldrich en Barcelona.
- 23 de noviembre de 1969: muerte de Anastasia Borrella Moreno en Mataró.
- 3 de diciembre de 1970: muerte de Francisco Marín Ramírez en Puerto de Santa María.
- 18 de enero de 1971: muerte de Antonia Rodríguez Relinque en el Puerto de Santa María.
- 23 de septiembre de 1972: muerte de Almudena Sánchez Rus en el Puerto de Santa María.
Sin sospechar nada, la policia lo acompaño a comisaria donde fue interrogado sobre la desaparición de la que se consideraba su pareja.
Con la calma y frialdad de un demente declaró que la habia extrangulado con sus propios leotardos mientras practicaban el acto sexual, y que habia matada a 47 personas más.
La detención de el Arropiero permitió esclarecer algunos crímenes que habían quedado sin resolver hasta la fecha, incluyendo otros (Hernández Carrasco) que habían pasado por accidentes. Manuel Delgado Villegas no tuvo abogado defensor hasta seis años y medio tras su detención, teniendo el récord de arresto preventivo sin protección legal. Nunca fue juzgado, ya que se le diagnosticó una enfermedad mental y la Audiencia Nacional ordenó en 1978 su internamiento en un centro especializado.
Durante uno de los interrogatorios, uno de los agentes le comentó sarcasticamente que un mexicano había matado más gente que el. "El Arropiero" contesto textualmente: "Denme 24 horas y les aseguro que un miserable mexicano no va a ser mejor asesino que un español."
Las pruebas médicas que se le practicaron permitieron descubrir que era poseedor de la trisomía sexual XYY (en lugar de la dotación común de un hombre, XY), que se caracteriza por tener un retraso mental que, en algunos casos, induce a ser más agresivo. El Arropiero fue liberado en 1998, falleciendo poco después a causa de una enfermedad pulmonar causada por un exceso de consumo de tabaco.
La Pelicula Documental del Caso:
Titulo Original: Arropiero. El vagabundo de la muerte
Año: 2008
Nacionalidad: España.
Duración: 80 min.
Director: Carles Balagué.
Guion: Carles Balagué
Actores: Manuel Alcalá, Andrés Benitez, Xavier Bernal, Josep Boixadós, Lluís Borrás, Luis Frontela.
Documental que desmenuza la personalidad del asesino en serie Manuel Delgado Villegas, llamado “El Arropiero”, a partir de entrevistas a policías, jueces, criminólogos, y conocidos, imágenes de archivo, fotografías, y otros elementos.
La crónica negra española no ha sido tratada demasiado profusamente por el cine español de los últimos años. Carles Balagué es uno de los directores que más ha buceado en esas profundas aguas en los últimos tiempos, aunque desde una perspectiva fundamentalmente documental. Directores experimentados como Pere Portabella o José Luís Guerín han difuminado en sus películas las líneas que separan el terreno de la narración ficcional clásica del de la mirada documental, fusionándolos irremediablemente, pero Balagué enfoca su mirada sobre el asesino Manuel Delgado Villegas de forma mucho más narrativa y alejada del cine vanguardista. Lo cierto es que el asesino, mucho más conocido por el nombre de “El Arropiero”, dejó una huella indeleble en la España de los años 60 y 70. Caracterizado, en principio, por un cuadro “aparente” de tartamudeo y otros factores, que, según las palabras de uno de los entrevistados, lo acercaban a la apariencia de una persona con cierto retraso mental, lo cierto es que Manuel Delgado demostró tener no poca inteligencia para su mayor preocupación, el crimen, para el cual demostraba una frialdad extraordinaria, siendo capaz de matar para salir de un atolladero colindante con los enredos sexuales de algunas películas de Pajares y Esteso: matar a una hija y a su madre, después de haber mantenido relaciones sexuales con la segunda, y cuando ambas mujeres montaron tal escena delante de él, que Manuel solo concibió una única salida: el asesinato; o de matar aleatoriamente mientras daba un paseo: al ver a un tipo sentado en la arena de la playa, dormitando, sintió “pena de esa pobre persona a la que probablemente nadie en el mundo quería” (aproximadamente la frase es esta, si la memoria no me falla tras el visionado de la película en el cine) y decidió asestarle un fuerte golpe en el cráneo con una piedra, que resultó ser fatal para el desconocido. El “Arropiero” lucía un bigotito en honor de un actor al que admiraba, el mejicano Mario Moreno, popularmente conocido como “Cantinflas”, y además era capaz de analizar los errores cometidos por asesinos precedentes en películas como la extraordinaria “El Estrangulador de Boston”, de Richard Fleischer.
Precisamente con este último asesino, de nombre Albert DeSalvo, el “Arropiero” compartía una extraña coincidencia: la existencia de un doble cromosoma Y en su sangre; es decir, ambos eran XYY. Una casualidad que, según dice uno de los entrevistados, comparten más asesinos en serie a lo largo de la historia. El mayor porcentaje de imágenes de la película de Balagué corresponden a las entrevistas realizadas a conocedores directos del personaje tratado, que el director filma, por regla general, en los espacios a los que se alude, o en los que tuvieron lugar algunos de los asesinatos. En labores de montaje Balagué no intenta trascender una cierta manera de entender este tipo de trabajos visuales, recurriendo con frecuencia al entrelazamiento de fragmentos de varios entrevistados con la finalidad de dar forma a un aspecto concreto del asesino o de reconstruir un asesinato en particular.
Lo cierto es que los rostros de los entrevistados acaban revelando no poco sobre la fascinación o el miedo que puede provocar un asesino en serie: pasan del estupor a la risa, o al recuerdo amargo de una determinada situación o acto, y llegando aún más lejos, las fotografías que muestran a Manuel Delgado en compañía de los agentes que le vigilaban pueden llegar a generar ciertas sonrisas en el espectador, asombrado con la familiaridad con la que el asesino se relacionaba con los mismos, como si de colegas se tratará.
Balagué inserta en su documental una secuencia filmada en la época en la que el “Arropiero” estaba ingresado en una institución mental, y mientras su organismo se veía afectado por un envejecimiento prematuro. Las imágenes, acompañadas de declaraciones del propio asesino, que define la vida como “un sueño dentro de una pesadilla”, llevan al recuerdo de uno de los policías que más contacto tuvo con él, y que le visitó en el mismo centro, y que declara que cuando vio al ser que tenía delante suyo no pudo evitar derramar algunas lágrimas.
En fin, el documental de Balagué no ofrece respuestas definitivas sobre algo tan desconocido, en el fondo, aún en la actualidad, como es la mente humana y sus procesos, pero por lo menos tiene la voluntad de indagar en ello y hallar un poso de verdad, de autenticidad, manteniéndose al margen de ese cine “social”, falso y adocenado, malinterpretado y exagerado, lleno de tópicos y falto de verdad, que tanto parece triunfar en la actualidad. Cierto, quizá no se pueda hablar estrictamente de “arte” en la labor de Balagué, que parece situarse conscientemente en el lugar de un artesano, sin salidas de tono formales y construyendo coherentemente su documental, pero por lo menos logra una película interesante.
Trailer
Ola e leido esta pagina sobre el arropiero y me parece interesante pero quien es la victima de 60 años que fue degollada y el homosexualm de 66 ??????? es ke no los encuentro en ningun otro lado. DE ancianas solo se habla de anastasia, luego de dnd conseguiste esa informacion????
ResponderEliminarPor otro lado la muchacha gorda que no podia abarcar era su casera de Roma por lo que he leido vamos que ya era algo mas mayor que el y vivia con su sobrina y ese fue el lio de faldas que tuvo creo
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